Hay en la historia de la farmacia interesantes ejemplos de cómo inesperados efectos secundarios en la post comercialización de algunos fármacos, hace que se cambie la indicación inicial por otra más promisoria versus la indicación original, todo ello resultado de la observación clínica y seguimiento de efectos secundarios frecuentes y muy marcados. Es lo sucedido con dos medicamentos antihipertensivos a los cuales accidentalmente se les halló una mejor indicación y utilidad. El tratamiento con Minoxidil presentó como efectos secundarios frecuentes hipertricosis en mujeres y crecimiento de vello corporal y barba en hombres, siendo hoy su principal indicación alopecia androgénica es decir anticalvicie. Y el exitoso y más reciente Sildenafilo cuyos efectos secundarios frecuentes de erección y priapismo motivó su desuso en hipertensión y hoy es ampliamente usado en disfunción eréctil, dando origen al desarrollo de nuevas moléculas mejoradas del mismo grupo terapéutico tales Tadalafilo y Vardenafilo.

Como lo anterior, sería muy interesante que la aguda observación clínica de los médicos en todo el mundo nos llevase muy pronto al descubrimiento de un medicamento de uso común que sorprendentemente proveyera una mejoría de los síntomas en alzhéimer probablemente por una protección contra las proteínas beta-amiloide y tau evitando el deterioro cognitivo en una enfermedad tan catastrófica como es alzhéimer.

Teniendo en cuenta que menos del 10% de las moléculas nuevas desarrolladas son aprobadas y que son miles las probables moléculas nuevas que son estudiadas como nuevos fármacos potenciales, tiene todo el sentido tratar de evaluar moléculas muy conocidas y usadas para otras patologías durante años o décadas en todo del mundo con el fin de encontrar potenciales nuevos usos, no solo por las muy bajas posibilidades de encontrar exitosamente nuevos fármacos útiles y seguros, como también por los más de 9 años necesarios desde los estudios preclínicos hasta culminar los estudios clínicos de fase I,II, III y IV y los altos costos que todo desarrollo implica.

Finalmente un dato: La OMS acaba de retirar de sus Guías de tratamiento varios medicamentos que fueron usados por muchos años exclusivamente en tuberculosis multidrogorresistente: Cicloserina, Ácido para-aminosalicílico, Capreomicina, Kanamicina, Estreptomicina, etc.; lo cual podría convertir estas moléculas en fármacos potenciales para nuevos usos desconocidos hasta ahora

Luis Gabriel González Marín